viernes, 22 de mayo de 2020

COMENZAMOS CON LA DESESCALADA

¿CÓMO AFRONTAR LA DESESCALADA?

 

        La situación que vivimos hoy en día es, sin duda, extraordinaria. Muchos de nosotros, incluso adultos, no contamos con las herramientas necesarias para afrontar una situación así. De hecho, muchos expertos señalan la alta probabilidad de manifestar problemas como estrés postraumático, angustia, ansiedad o depresión tras el confinamiento.

 

        Tener especial atención con los niños es necesario. Si, como padres, notáis a vuestros hijos más apáticos, sin ganas de nada, irritables, difíciles de calmar ante situaciones que antes eran muy simples, es posible que estén sufriendo las consecuencias de este confinamiento. Incluso si no habéis experimentado estas reacciones, es recomendable aprovechar esta oportunidad para avanzar un poco mas en el desarrollo emocional de nuestros niños y niñas.

        Una de las competencias que se deben trabajar es la emocional. Esta, dará sentido al resto de conocimientos, destrezas y/o habilidades que tratamos de desarrollar en nuestros niños y niñas. Todo esto comienza en casa y continúa en la escuela. A nivel de centro, desde el inicio de curso, trabajamos muchos aspectos de carácter emocional, y seguiremos haciéndolo. Sin embargo, si os preguntáis qué puedo hacer como padre o madre desde casa, os vamos a proponer unas cuantas medidas para que podáis detectar si vuestro hijo o hija está sufriendo especialmente esta situación y paliar el estrés que supone.

 

COMPORTAMIENTO

CONSEJOS O MEDIDAS A TOMAR DE ACUERDO A LA EDAD

 

De 3 a 6 años

De 6 a 12 años

Mi hijo o hija no quiere salir a la calle.

Que no quieran salir a la calle es normal. Por muy sorprendente que nos parezca, los niños tienen una gran capacidad de adaptación. Muchos además buscan al salir el contacto social, por lo que sabiendo que no podrán hacerlo prefieren no salir.

Si se detecta que la negativa a salir es por presentar miedos (a contagiarse, a contagiar a otros…) si sería conveniente hablar con ellos. Hay que identificar qué cosas les causan miedo y tratar de explicar que tener miedo es normal (a los adultos también nos pasa). Conviene ir enfrentándose a esos miedos de manera gradual, comenzando con paseos que se alarguen poco a poco.

Mi hijo o hija presenta actitudes agresivas (anteriormente no las tenía o se han empeorado)

En el momento, es importante desviar la atención de lo que ha causado el problema. Cuando esté calmado es cuando se habla de qué ha pasado o por qué se ha sentido así.

A esta edad los niños necesitan profundizar un poco en las explicaciones que se les dan. Es importante dejar claro lo que se espera de ellos, los límites y las normas. Ante una conducta agresiva puede ser bueno trabajar actividades de relajación y respiración para calmarlos. Si se detectan las situaciones que generan las actitudes agresivas se pueden seleccionar objetivos con los que obtengan recompensas una vez logrados.

Mi hijo o hija está apático, se le nota más triste de lo habitual, no le hacen ilusión cosas que antes si…

A esta edad los niños son capaces de comprender ciertos aspectos del virus, pero no todos. Es importante que no les demos información que no son capaces de comprender. Tampoco es conveniente mentirles ni ocultarles información. Se trata de adecuar las explicaciones a su madurez.

Es posible que esté experimentando alguna emoción negativa y no sepa como expresarlo. A estas edades es muy importante trabajar el desarrollo emocional, cómo nos sentimos y cómo lo expresamos. Para ello hay muchos cuentos actividades. También sirve asociar las emociones a colores.

Tenemos que habilitar espacios y tiempos para hablar con los niños de cómo se sienten. El momento de la lectura es ideal, pero es sólo un ejemplo.

Hay que tener claro los conocimientos que saben para poder explicarles la información que necesitan. A esta edad los niños y niñas manifestarán sus propias dudas e inquietudes y es importante darles la oportunidad de preguntar y ser sinceros al responder.

Cuando un niño se muestra triste o apático suele ser porque experimenta emociones negativas. Es importante hablar con ellos de sus miedos y preocupaciones. También explicarles los aspectos más relevantes del futuro inmediato en esta situación tan cambiante.

Anticipar distintos escenarios ayuda, por ejemplo, ¿qué vamos a hacer si nos encontramos a un amigo?, ¿qué vamos a hacer cuando llegamos a casa de la calle?

Finalmente, para hacer frente a emociones negativas y reforzar las positivas podemos generar nuevas oportunidades para pasarlo bien (nuevos hobbies o generar proyectos a largo plazo).


 

        Vamos a adjuntar un cuadernillo muy interesante que nos ha hecho llegar la orientadora, donde podemos ir viendo las diferentes emociones y con propuestas de tareas de reflexión sobre cada una de ellas.

Esperamos que os sirva.

¡Mucho ánimo!




Lorena Fernández Rodríguez


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